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¿Qué ocurre en el cuerpo cuando una persona sufre quemaduras extensas?

¿Qué ocurre en el cuerpo cuando una persona sufre quemaduras extensas?
Las quemaduras no sólo dañan la piel; afectan a todo el metabolismo y a los órganos vitales. La piel es nuestra primera defensa contra infecciones y la encargada de mantener los líquidos dentro del cuerpo. Cuando una gran parte se destruye, el organismo entra en un estado crítico.
Efectos en el cuerpo y metabolismo:
Pérdida de líquidos y electrolitos: el cuerpo pierde rápidamente agua y sales minerales, provocando deshidratación y shock.
Alteraciones metabólicas:
Las quemaduras extensas desencadenan un estado hipercatabólico: el organismo consume más de lo que recibe.
Se pierde albúmina y otras proteínas plasmáticas por el daño de la piel. Esto causa hipoalbuminemia, que disminuye la presión oncótica y permite que los líquidos se filtren hacia los tejidos, generando edema masivo.
Para compensar, el hígado intenta sintetizar más proteínas, pero no alcanza los requerimientos. El cuerpo recurre entonces a degradar músculo y grasa para obtener energía, produciendo pérdida de masa muscular, caquexia y debilidad extrema.
El metabolismo se acelera de manera crítica, elevando el consumo de oxígeno y energía hasta un 200% de lo normal, lo que sobrecarga órganos vitales.
El resultado final es un círculo vicioso de edema, desnutrición, inmunosupresión y riesgo elevado de falla multiorgánica.
Riesgo de infecciones: al perder la barrera cutánea, bacterias y hongos ingresan fácilmente.
Afectación multiorgánica: hígado, riñones, corazón y pulmones pueden fallar por el esfuerzo extremo.
Clasificación de las quemaduras:
Las quemaduras se clasifican según la profundidad del daño en la piel:
Primer grado: afecta solo la capa superficial (epidermis). Causa enrojecimiento y dolor, como en una insolación. Generalmente sanan en pocos días sin dejar cicatriz.
Segundo grado superficial: daña epidermis y parte de la dermis. Produce ampollas, dolor intenso y riesgo de infección. Puede dejar cicatriz leve.
Segundo grado profundo: afecta capas más profundas de la dermis. La piel se ve roja o blanquecina, con dolor variable. Requiere curaciones prolongadas y puede dejar cicatrices importantes.
Tercer grado: destruye todo el grosor de la piel, incluso tejido subcutáneo. La zona puede verse blanca, negra o carbonizada. No duele en el centro (por destrucción nerviosa), pero sí alrededor. Siempre requiere injertos o cirugía.
Cuarto grado: el daño se extiende a músculo, tendones o hueso. Es una lesión grave, con riesgo vital inmediato y necesidad de cirugía radical (incluyendo amputaciones).
Según el porcentaje del cuerpo afectado
10–30%: el pronóstico puede ser favorable con tratamiento especializado.
40–60%: las complicaciones aumentan, el paciente necesita terapia intensiva.
70–80%: las probabilidades de sobrevivir son reducidas y la recuperación es larga y compleja.
90–95%: la expectativa de vida es muy baja; la mayoría de los pacientes no sobreviven a pesar de todos los cuidados médicos.
Cuidados necesarios:
Hospitalización inmediata en unidad de quemados.
Manejo de líquidos por vía intravenosa.
Control estricto del dolor.
Curaciones diarias y aislamiento para evitar infecciones.
Soporte nutricional intensivo (altas calorías y proteínas).
Terapias de rehabilitación física y psicológica.
Tiempo de recuperación
Las quemaduras graves pueden tardar meses o años en sanar. La rehabilitación incluye injertos de piel, fisioterapia y apoyo emocional constante.

Calidad de vida y expectativa
Sobrevivientes con quemaduras extensas (más del 60%) suelen enfrentar cicatrices, limitaciones de movimiento, sensibilidad en la piel y secuelas emocionales.
En quemaduras del 90–95%, la calidad de vida, en caso de sobrevivencia, se ve gravemente reducida, con múltiples cirugías y dependencia de cuidados permanentes.
A raíz del lamentable accidente ocurrido el 10 de septiembre, donde muchas familias se han visto afectadas por la explosión de una pipa de gas en Iztapalapa, comparto esta información para que entendamos la gravedad de las quemaduras y lo mucho que afectan al cuerpo y a la vida.
Mi más sincero pésame y solidaridad con quienes perdieron a un ser querido, y toda la fuerza y esperanza para quienes luchan por su recuperación.
Aunque el camino es difícil, la ciencia, la medicina y, sobre todo, el amor de la familia y comunidad, son pilares que ayudan a salir adelante. No están sol@s.